sábado, mayo 24, 2008

Un compañero, un amigo, un hermano.


Eric Buch

9/11/1986 - 22/05/2008

miércoles, mayo 21, 2008

Eric

un amigo se me aleja y
las palabras me abandonan
tan ingenuas se revelan
¿pues no saben que son mudas?

¡mas qué importan ellas tontas!
si él ya no puede oirme
pero escucho yo sus ganas
y me sumo en desespero

¿qué hacer cuando cae todo?
tiemblan suelo e ilusiones
que me eran tan queridos
desconócenme, ajenos

¿es el tiempo el que cura?
dudo yo de su eficacia
antes bien es el momento
el zarpazo el que no engaña

como hermano te he querido y
guardaré esta promesa
volverás a nuestras vidas
con tu marca, con proeza

miércoles, mayo 07, 2008

Contradon

No sé si el inconsciente existe. Lo que sí sé es que tiene efectos.

Resulta que iba en camino a retirar los Ensayos del bueno de Montaigne, que había adquirido unos días antes a través de internet, cuando, en esos momentos en que uno no sabe si piensa o no piensa si sabe, se me ocurrió lo siguiente: "¿cómo podría resultar que saliera contento de tal situación?". Por supuesto, siempre existe la posibilidad de la estafa, de la mala mercancía, del engaño. Pero lo llamativo es que yo nunca tengo ocurrencias tales (no de las últimas, sino de las primeras).

Fui recibido por un librero. No es necesaria descripción otra; es uno de esos raros casos donde el significante hace ese ruido que sólo el oído puede escuchar, desoyendo. Floresta, PH de pasillo, timbre 2, habitaciones continguas, paredes amuralladas con libros bien conservados. La vieja edición de los Ensayos probó estar en condiciones más que aceptables, de modo tal que la conversación tuvo inicio. "¿Letras?", "no, psicología", "ah, psicología", "bueno, filosofía", "ah, filosofía", "psicoanálisis".

"¿A cuánto tenés la Antropología estructural?". "Ah, ése es un clásico". Al momento de profundizar la exploración, el librero se me acercó con dos pequeños volúmenes unidos por un par de bandas elásticas que adosaban una tarjeta: "tomá, es para vos". Leí: Écrits, Jacques Lacan. "Ah, mirá vos, ¿a cuánto los tenés?", "Nada, son tuyos, a cambio solamente de publicidad [léase, hacerlo público]". "No puedo, ¿cuánto te doy por los escritos?", "¿No podés aceptar un regalo?". "Bueno, gracias, ¿cómo te llamás?", "Rubén". Luego de conversar, emprendí el regreso.

"¿Cómo podría resultar que saliera contento de tal situación?".
Porque pudo.


Para contactarse con Rubén, ya sabrán cómo hacer.