viernes, febrero 24, 2006

Internet, Universo, Respuesta

Internet. En boca de todos, ya sean elogios o diatribas. Sin embargo, creo que no comprenderemos el "rol" que este fenómeno cumple, al menos hasta dentro de mucho tiempo. El otro día escuché en un canal de cable decir, a un estudioso del tema, que la internet es como el universo: está en "constante expansión, e igual que el universo (y esto es lo más aterrador), no se conocen sus verdaderas dimensiones, y éste es un tema que recién ahora se comienza a investigar". No tan metáfora, no tan "es como": la identificación es casi completa; la internet es, en cierta (gran) forma, un universo.

Lo que quiero destacar es que se podría pensar lo mismo de otros medios de "comunicación", pero la gran innovación aquí es que el estímulo que recibe el sujeto produce una respuesta, insignificante quizá, en todo el sentido de la palabra, pero lo cierto, lo real es que esa respuesta tiene una resonancia, en lo infinito de este universo.

¿Quién responde? El Otro (el modo en que yo entiendo esta idea). Este Otro es todos y no es nadie, es el que sabe todo, nos lo dice todo y no nos dice nada. Un ejemplo claro son los foros: las respuestas que se pueden recibir a una pregunta son de las más variadas, y la cantidad resulta muchas veces abrumadora. Esta cantidad hace que los que responden, que existen como sujetos reales (su individualidad), se pierdan. La gran suma, mezcolanza, conforma un sujeto, nuevo, pero que ya estaba ahí; es la suma de todos los retazos de los discursos, es contradictorio, y es unívoco a la vez.

Entonces, esta interacción puede ser dañina si no es entendida en toda su significación: el sujeto es ahora capaz de "hablar con el Otro"; un diálogo, que resulta muchas veces improductivo, otra varias no, pero al fin y al cabo es un problema de imposición, de poder: porque el Otro es más. ¿Cómo se puede escapar de esto? Creo que rescatar la subjetividad, en este mar que uno navega, es un paso. Varios fatores a rescatar: la individualidad, el no-anonimato, la idea y la opinión no tomada como producto en serie, sino rescatada en toda su originalidad.

No es que esté en contra de la internet, tampoco a favor. Prefiero conservar un poco el escepticismo. Todo esto me huele muchas veces demasiado rebañego.