jueves, diciembre 01, 2005

Celulares

Dentro del mundo capitalista, donde los objetos adquieren un valor que supera ampliamente a la tecnlogía en sí, el celular se nos aparece como un caso muy ilustrativo. Creo que cuando alguien dijo -me parece que Marx- que las mercancías en la cultura capitalista tienen un carácter fetiche, dió con un aspecto de la cuestión. "Ídolo u objeto de culto al que se atribuye poderes sobrenaturales", eso es el celular. Supera toda noción, o mejor dicho, excusa, sobre su utilidad.
Objeto que promete felicidad, verdad, etc; el celular no es solamente el aparato, es mucho más (y no hablo de todas las ridículas "ventajas" que ofrecen, que más que sumar utilidad -si se puede ser tan generosos con el término-, parece que lo hacen es un poco como los anuncios a la sprayette: "Pero aún hay más, si llama dentro de los próximos 10 minutos le ofrecemos x cantidad de beneficios más", lo cual en definitiva significa que para que el producto exista como el fenómeno que es, la sobrecarga de significación tiene que venir de varios frentes, en este caso, múltiples "utilidades").
Se puede ver desde otras varias perspectivas, por ejemplo, los autodenominados "tecnosexuales". Más allá de que podríamos preguntarnos por qué tienen que ser sexualis, la cuestión vuelve en este caso sobre lo mismo, la adoración fetiche ( ya sea porque se dice que da status, poder, hombría, etc.). El caso de los padres que les dan celulares a sus hijos, "por cuestiones de seguridad": yo me pregunto cuántos celulares han salvado a los chicos de robos, más bien lo incitan y se vuelven su excusa. Los mensajes y charlas vacías de contenido, donde el acto ( y el número de actos) es sólo lo que importa. Yo les pregunto a los utilitaristas: ¿qué clase de ventaja ven en una tan típica comunicación como "estoy llegando" o "estoy en 10 minutos"?. Lo cual me lleva a otro tema, los colectivos y celulares. Los mismos tendrían una relación excelente entre ellos, sino fuera por la gente: se suben, juegan, prueban sonidos, revisan teléfonos u agendas que conocen hasta el artazgo, hablan nimiedades; y todo ello lo hacen con el tono de los "emisarios de la tecnología", la grandilocuencia de su exposición lo deja a uno pregutándose si es histeria, o qué demonios es.
Éste es un tema que da para mucho más; crítica a los mismos disrcursos críticos sobre celulares, eso es lo que se necesita, para exponerlos en su funcionalidad de mantener el actual orden ( a la Foucault).